Mi trabajo consiste en una exploración formal a partir de tres líneas de acción fundamentales: teñir, cortar y coser, todas ellas encuadradas dentro del sistema textil.
Para mí, teñir es un acto de transformación material que pone en juego un encantamiento, provocando una tensión entre hechizo y magia, ilusión y realidad.
Cortar siempre es un acto de «hacer más chico», de reducir un todo mayor y cambiar su forma, ya que no es solo una cuestión de escalas; el fragmento es como un dibujo.
Coser, entonces, es volver a unir, rearmar un nuevo todo desde cierto automatismo, a la manera de la creación surrealista.
La práctica textil es para mí un proceso donde sensualidad e idea, tradición e innovación, búsquedas formales y gestuales se cruzan para constituir nuevos modos de experimentar mis pulsaciones.